Por Jorge Muñoz Neira, Director Secretario AFUNPRO Regional O'Higgins.
Supongo que ya deberíamos dejar atrás toda discusión sobre las capacidades, inteligencia, fortaleza, sabiduría y afectividad de las mujeres. Supongo que ya no debiera ser necesario “probar” nada al respecto, porque ya todo está probado, y con creces. Y en todos los ámbitos en que se desarrolla la vida humana.
Y así y todo parece que todavía las mujeres deben pelear por “probar” algo. Cualquier cosa. Que pueden conducir vehículos de distinto tamaño y peso. Que pueden ser mecánicas, pilotos, electricistas, astrónomas, gerentes…, qué sé yo. Como cualquier hombre. Como cualquier ser humano, sea cual sea su definición de género.
Ellas pueden con todo, y punto. ¿Son valoradas, consideradas, evaluadas, afirmadas, tratadas y pagadas como los hombres? No.
En pleno 2024, las mujeres siguen siendo asesinadas, maltratadas, infravaloradas, abandonadas, acosadas y, además, mal pagadas. El mundo dominado por “lo masculino” o, mejor dicho, por un machismo decimonónico, las sigue tratando como personas de segunda categoría. Las mujeres siguen siendo asesinadas por hombres. ¿Puede haber algo más brutal y decidor del profundo menosprecio de los hombres hacia las mujeres?
Con un nuevo 8 de Marzo (8M) ad portas, se hace necesario pensar. Se hace necesaria la introspección descarnada, dolorosa. Es urgente mirarnos en el pozo del alma y la consciencia. Hablo de nosotros, los hombres. También hablo por todo el mundo. Por todos los seres humanos que habitamos este pequeño planeta. Tenemos que hacer los cambios interiores y trabajar día a día en desterrar de la comunión cotidiana un paradigma machista que nos ha mantenido ciegos, sordos y mudos y nos ha impedido alcanzar relaciones de hecho y de derecho sanas, constructivas, colectivas, justas, equitativas, armónicas, con las mujeres. Mujeres que pueden ser tan maravillosas y tan odiosas como nosotros, pero que, por el mero hecho de existir, DEBEN SER Y ESTAR en condiciones de plena igualdad con los hombres.
Como pequeña y muy, muy básica reflexión o ejercicio de reflexión, podemos preguntarnos: ¿Cuántas mujeres ejercen cargos de jefatura en nuestra Corporación? Las mujeres de nuestra institución ¿reciben el mismo sueldo que reciben los hombres por idénticas funciones? ¿Cuántas mujeres han dirigido la Corporación en todos sus años de existencia?
En el 8 de Marzo que se aproxima, entonces, nada de flores, chocolates ni corazoncitos multiplicados en redes sociales. Nada de “para la reina de la casa” o “la oficina”. Nada de alabanzas a “la flor que adorna este lugar”. Entendamos de una buena vez por todas que las mujeres no son adornos ni mascotas. No “se conforman” con un gesto paternalista-machista.
Mejor encendamos una vela en memoria de las 129 mujeres obreras que perdieron la vida en un incendio en Nueva York por exigir mejores condiciones laborales. Mejor encendamos una vela por todas las mujeres que, en distintas épocas y lugares, lucharon y dieron sus vidas por obtener un mínimo de igualdad y derechos. Mejor encendamos todas las velas que sean necesarias para recordar y honrar a tantas mujeres asesinadas por los hombres que alguna vez dijeron quererlas. Mejor hagamos silencio y pensemos (los hombres) “¿cuánto tengo en mí de troglodita, de machista? ¿Veo a mi compañera, mi hija, mi colega, como una igual? ¿La trato como una igual?” Hasta podemos aplicar un tipo de FODA: Para mí ¿ella es una fortaleza o una debilidad? ¿una amenaza o una oportunidad?
8 de Marzo: nada de siutiquerías y flores y más compromiso, consciencia, lucha y reconocimiento.
Por la dignidad de las mujeres. Por la dignidad de todos.
Añadir nuevo comentario