Ahora, pasando a la parte negativa respecto de canciones, también hay muchas -demasiadas- que minimizan y denigran a las mujeres y, prácticamente, las convierten en un objeto.
También nos parece necesario citar algunos ejemplos de pésimas canciones, aunque nos complace constatar que jamás han llegado a constituirse en himnos como las composiciones que compartimos ayer.
Ahora, ejemplos de canciones misóginas -las hay que convocan al femicidio- que, afortunadamente, algunos de sus autores han recapacitado y resuelto no volver a interpretarlas.
“La ingrata” de Café Tacuba: “Oy, oy, oy, oy, oy, oy, ingrata, no me digas que me quieres, tú desprecias mis palabras y mis besos, los que alguna vez hicieron que soñaras. ¡Ingrata! No te olvides que si quiero pues sí puedo hacerte daño, sólo falta que yo quiera lastimarte y humillarte”.
El guatemalteco Ricardo Arjona y su tema “Tu reputación” que hace una metáfora decadente contra las mujeres empoderadas: “Tu reputación son las primeras seis letras de esa palabra. Llevarte a la cama era más fácil que respirar. Tu teléfono es de total dominio popular y tu colchón tiene más huellas que una playa en pleno verano”.
En la misma línea, “Putita” se llama la obra del grupo argentino Babasónicos: “Sin piedad, dejás atrás un séquito de vana idolatría, sos tan espectacular que no podés ser mía nada más (tenés que ser de todos)…”.
El reggaetón ha hecho lo suyo con canciones misóginas. “La muda”, del dúo colombiano Cali y el Dandee pide: “Quiero una mujer bien bonita callada que no me diga naaa, que cuando me vaya a la noche y vuelva en la mañana no digaa naaa; que aunque no le guste que tome se quede callada y no diga naa. Quiero una mujer que no digaa naa…”.
Finalmente, la canción “Cuatro babys” del colombiano Maluma considera a las mujeres como un objeto para su satisfacción sexual grupal: “Ya no sé qué hacer, no sé con cuál quedarme, todas saben en la cama maltratarme, me tienen bien, de sexo me tienen bien. Estoy enamora'o de cuatro babies, siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les digo, ninguna me ponen pero… Dos son casadas, hay una soltera, la otra medio psycho y si no la llamo se desespera…”.
Lo bueno es que no son tantas las canciones de esa índole y, cada día que va pasando, son menos. Nuestra lucha continuará hasta que no haya ninguna. Nos parecen insultantes y carentes de arte.
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