El 11 de noviembre se conmemora el Día del/la Trabajador/a Social, carrera profesional irreemplazable en nuestra sociedad, en nuestra Institución y en nuestra Asociación, cuando el mundo y Chile aspiran a mayores dosis de dignidad y justicia. Hoy conversamos con nuestra dirigenta Solange Cornejo Uribe, secretaria de AFUNPRO Regional Metropolitana de Santiago, Licenciada en Trabajo Social de la Universidad Católica Raúl Silva Henríquez y Magister en Ciencias de la Familia de la Universidad de Los Andes.
- Solange, ¿qué te impulsó a estudiar la carrera de Trabajo Social?
- La casualidad. Yo había salido con el título de contador público del colegio y ya llevaba un año trabajando libros de caja y balance en una caja de compensación. Un día, una amiga de la parroquia me pidió que la acompañe a postular a la carrera de Trabajo Social, en ese entonces en la Universidad Blas Cañas. La acompañé y cuando miré la malla curricular, muchas de sus disciplinas me encantaban: Sociología, Antropología, Psicología. El caso es que se me ocurrió en el momento postular (había obtenido un buen puntaje en la prueba de ese año y mi intención era estudiar Psicología en Valparaíso, pero por tener 17 años mis papás no me dejaron irme sola) y quedé. Mi amiga a la que acompañe, no quedó.
- ¿Ha cumplido tus expectativas?
- Me fui encantando poco a poco con la carrera, sobre todo con los ramos prácticos, y las prácticas profesionales que se hacían durante la carrera. Hasta el momento, y como todo en la vida, ha sido de dulce y amargo. Muchas satisfacciones en lo profesional, he transitado por varias áreas: penal antes de la reforma, donde incluso hacíamos trabajo de casos y capacitaciones a los internos de Colina Uno (experiencia intensa pero que te permite ver ambas caras de la moneda); civil, menores, laboral antes de la reforma; violencia intrafamiliar, mientras se gestaba la ley y con ley también. Luego familia y penal, después de la reforma. Un camino amplio e interesante y que siempre es un continuo aprendizaje.
“En lo social -agrega Solange Cornejo- que es un cotidiano vivir, todos somos comunidad, todos somos sociedad, donde estemos nos toca ser parte de algo y está en nosotros como personas y más aún como Trabajadores Sociales, querer ser agentes de acción y cambio o de pasar como si nada… He presenciado grandes ejemplos de vida y esfuerzo que hacen nuestros usuarios por obtener justicia, pero también apoyo y escucha. Aún recuerdo a una temporera en Colina que salía de la chacra de lechugas para asistir a su hora con la ‘señorita Asistente’ y los pies llenos de barro, y al final un buen abrazo, de esos sinceros y apretados que llenan el alma, y unas lechugas frescas de regalo, fueron las mejores ensaladas de lechuga que compartí en Colina con mis compañeros. Y así muchos gestos más que se quedaron grabados en este camino del Trabajo Social.
- ¿Dónde te desempeñas en la CAJMETRO y qué es lo que te produce más satisfacción de tu ejercicio profesional?
- Terminé mi carrera en el año 2002 y ya estaba trabajando de tramitadora en el Programa de Asistencia Judicial (PAJ) de Colina. Cuando terminé mi tesis y me titulé pude concursar para el cargo de trabajadora social en el mismo centro de atención, y ejercí en Colina hasta enero del año 2011. Luego ya tenía un hijo, así que requería estar más cerca de casa, por lo que solicité traslado y llegué a la CAJ de Puente Alto, donde estuve hasta noviembre del año 2014. Siempre en busca de estar más cerca de mi domicilio, pude finalmente ingresar al CAVI La Granja, donde estoy hasta hoy. ¡Uf!, gran desafío, intenso, pero vale la pena… En todos los lugares donde he estado me ha tocado trabajar y aprender de grandes personas y profesionales: En Colina, de Isabel, Karina, Rodrigo, Sandrita, Simón, Cherie y don Juanito; en Puente Alto, de Cecilia, Tere, Mirza y Fabiola.
- ¿Qué crees que le falta a nuestra Institución en materia de asistencia social?
- Falta mucho. La CAJ sobrevalora la labor judicial, pero más específicamente, la labor del abogado. Y estoy de acuerdo, pero se debe reforzar la labor del Trabajador Social y valorarla más allá de llenar una ficha o hacer una visita domiciliaria. Debemos trabajar en conjunto, interdisciplinariamente, con la finalidad de visualizar a nuestros usuarios como un todo, como una historia con pasado y recursos personales valiosos que le permitan impulsar cambios en sus vidas. Se debe aprovechar el carácter educativo del Trabajador Social, que ya desde hace varias décadas no es asistencialista; ya no existen los “Asistentes Sociales”.
“Gran parte de los trabajadores sociales que estamos en la CAJ, invertimos nuestros propios recursos para poder especializarnos y apostar por la tecnicidad. Aprendizaje que, si bien va para nuestro beneficio, mejora ampliamente nuestro quehacer con los usuarios en la Corporación, algo que no es visibilizado ni reforzado ni reconocido”, apunta Solange: “La gran mayoría nos hemos especializado en nuestra área, con postgrados, diplomados, magister, y estamos sobrecalificados, pero aun así estamos desvalorados en nuestras remuneraciones, percibiendo entre un 25 y un 30% menos que los otros profesionales de trato directo a usuarios. Transitamos con nuestra labor por todas las responsabilidades que requieren los centros de atención y muchas veces somos el pilar al momento de mantener funcionando los centros de atención o conteniendo a nuestros usuarios, así que veo necesaria la igualdad remuneracional por la misma carga y responsabilidad laboral”.
- ¿Cómo ves el futuro de tu carrera en Chile?
- Cada día somos más y creo que es porque el mercado y la sociedad lo requieren, se busca avanzar contantemente por la dignidad social de las personas en todos los ámbitos y el Trabajo Social es una disciplina transversal. Podemos ejercer nuestra labor en muchas áreas del servicio público, en la salud, educación, vivienda, justicia, seguridad social, infancia, adulto mayor, integración (discapacidad, migración), fuerzas armadas y policía, pero también en el ámbito privado, donde Recursos Humanos y departamentos de Bienestar son dirigidos o están integrados por Trabajadores Sociales. Y no se puede olvidar la investigación, tanto para la labor académica como para mejorar y generar políticas públicas. Estoy segura de que siempre será necesario el Trabajo Social que genere el nexo entre las personas, sus necesidades y las instituciones.
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